Hoy es un día mágico.









Las cosas van sucediendo y tal lo pensado y deseado, pueden llegar a cumplirse los objetivos de este año. 
Un año bisagra, es una fecha importante en la vida de cualquier persona. Me hubieran gustado otras cosas, pero es lo que sucede y pese a todo, allá vamos a cumplir sueños. 
La felicidad es un instante que encadenado a varios forman esa sensación que nos permite avanzar y disfrutar de cada momento con intensidad. Hoy es uno de esos momentos en que, con el sol a pleno, el aire diáfano, el silencio majestuoso, vamos a producir un encuentro esperado largamente. 
El lugar será emblemático. Un lugar con la tristeza de las perdidas y las muertes irremediables, y con la ternura de la niñez vivida allí. 
Me entorpecen emociones que son contradictorias. Broncas, enojos, pero también alegrías y esperanzas. Se me confunden con la mirada y los sonidos de ahora y de antes. 
Pienso mucho en tantas anécdotas que tengo qué escribir y las ya escritas, que me parece un sueño haber avanzado tanto en ese proyecto que aún no tiene la forma que deseo, pero que se va gestando de una manera simple, pero también irremediable. Sé que va tomando forma, aunque no tenga aún algunos detalles con la descripción adecuada. Va tomando forma emocional, sencilla, sin demasiadas roscas. Se desliza en los renglones, con palabras fáciles, comprensibles. Al principio parecía un bollo de lana hecho un matete. Poco a poco he podido ir desarmando esas historias que me involucran directamente en relatos más comprensibles y con cierta coherencia de narración histórica. Hubo y hay lágrimas que no me dejan ver con claridad, pero me lavan la vista, y pasado un tiempo me ayudan a seguir. 
Ese matete, se va convirtiendo en pequeños ovillos de colores, con diferentes grosores y texturas que imprimen una matriz de historias de familia que, en general están descriptas en ese lugar sagrado: La Santa María, en Sauce Pintos. 
Aquel deseo pedido a la Lampara de Aladino, se está cumpliendo. Para aquellos que no confían en los Deseos más profundos del corazón, les digo que no solo hay que pedir, y pedir con fuerza y confianza, hay que caminar hacia ese objetivo con la convicción de lograrlo. 
Voy en ese camino y me siento feliz y plena. 
Hoy es un día mágico, e irrepetible, hay que vivirlo con la plenitud que da la vida, sintiendo la felicidad  a nuestro lado acompañándonos. 
Allí voy poniendo lo mejor de mí y disfrutando cada instante con plenitud. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Limpiar la Mente

Mi madre me visita en forma de mariposa, pero no blanca, sino multicolor

Recuerdos, olvidos y ficciones de la niñez