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Mostrando entradas de febrero, 2019

El mate de la mañana

Hoy me levanté con ganas de tomar mate. Esa bebida argentina, con yerba que nos produce un bienestar inmediato. El mate. Pongo la pava con agua al fuego, mientras lleno el mate calabaza de yerba aromática y verde. Agrego la bombilla, dejando la yerba un poco de lado para que en ese “hoyo” ingrese el agua caliente. Pruebo el mate, sorbiendo por la bombilla, y si, ya está caliente y a mi gusto. Apago el fuego de la pava, y vierto el líquido caliente en el termo que ya tengo preparado para tal fin. Cierro con el pico vertedor, lleno de nuevo el mate, sorbo un poco y con los dos elementos, termo y mate, me voy a sentar a la mesa. Allí termino de tomar el primero y sirvo otro más. Este está espumoso, caliente y sabroso. Cierro los ojos y degusto esta exquisitez con el placer de algo que me gusta mucho y me produce una sensación increíble, me predispone a comenzar el día, y aclara mis ideas. No puedo comenzar a pensar sin dos o tres matecitos calientes al levantarme. Creo que somos mu

Calor que derrite

Son las seis de la mañana. Abro la puerta cancel, antigua y de madera pesada, y salgo a la calle. El sol me ciega, pero se el camino y sigo como si nada. La calle, de adoquines, suena a cada paso. El calor ya es aberrante, pero me he hecho amigo de ese bicho que no babea a uno todo desde siempre. Si, me he hecho amigo, sólo hace unos años, hasta allí, sistemáticamente, me enfurecía con él, y terminaba a las patadas, sudada y enojada sin remedio. Me costaba volver a mi estado normal, si es que hubiera un estado normal. Por eso ahora este calor, amigo mío, me ayuda a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestro planeta. Cada día con nuestras actitudes, ayudamos a que siga destruyendose.

Preparando y avanzando

Llevo seis días escribiendo, después de desechar muchos textos, y la verdad estoy muy contenta. Poco a poco va tomando forma la Infancia en Sauce Pintos. Me gusta poder avanzar con anécdotas, desde mi propio recuerdo e imaginación. Me atrapa escribir así, sin apuros y haciendo otras cosas de tanto en tanto. Hoy me desperté con una idea y me tuve que venir a escribirla al lugar que tengo en la casa. Ahí está, calentita y ya la volví a leer varias veces. No pude esperar a abrir el computador para escribirla, así que lo hice con lápiz en papel. Me gustó mucho esa experiencia. Ahora esperaré que se enfríe con un bizcochuelo que recién ha salido del horno. Pero me gusta verlo allí escrito esperando que lo tipee en Times 12p en mi compu. Voy aprendiendo el oficio de escritor, y eso que aún no me considero escritora, pero voy aprendiendo, y me gusta, me siento bien. Sobre todo me gusta poder escribir lo que pienso y siento. Eso me ha dado la posibilidad de repensarme como persona. Y no

Texto viejo

1º de septiembre de 2017 Hoy es el día de mi cumpleaños número cincuenta y ocho. Ha pasado el tiempo. Pero me siento bien, joven aún y plena. La vida ha ido pasando aveces con un vértigo inusitado, otras en una calma de sosiego. Yo me siento entera, sin demasiados huecos que llenar. Mi salud es excelente y disfruto de lo que deseo casi sin darme cuenta de ello. Me despierto a la mañana con una sensación de bienestar y paz.  Me sorprende el amanecer con el canto de los pájaros en mi ventana y el maullido de los gatos en el jardín. Quisiera ser un poco menos estructurada, pero trabajo para ello todos los días y hago lo mejor que puedo.  Me gusta pensar, y paso horas haciendo eso. Si me observaran desde algún lugar, dirían que soy una vaga que no hace nada, pero en realidad yo estoy pensando. Pienso en cosas que aún me gustaría hacer, y en cómo hacerlas. También pienso lo que aún deseo con todo mi corazón y me remonto a mis años de juventud cuando comenzaba a vivir y el camino reco