Tormenta azul en la Santa María
El cielo azul tormenta, se acercaba a nosotros rápidamente. El viento norte soplaba tirando algunas gotas de agua dulce y cálida. Con mi hermano Julio, habíamos subido al techo de la casa. Un techo a dos aguas de zinc, los dos solos. Rápidamente me ubiqué en la parte más alta, al centro, sobre la cumbrera. Estaba sentada en cuclillas sobre la chapa caliente del techo, mirando ese monstruo que se acercaba apresurado. Una tormenta de verano, azul profundo, y con brillos de relámpagos y refucilos. Fue un momento sublime, único. Mi hermano, al verla venir, bajó inmediatamente y me dijo que yo también lo hiciera. Volteé mi cabeza para mirarlo, pero no me moví de donde estaba. Me quedé inmóvil en esa posición, casi sin respirar. El viento bramaba, moviendo las ramas de los árboles con una fuerza inusitada. De pronto escucho la voz de mi madre que me llama, con miedo, desde la galería diciendo que bajara, que se descolgaría una lluvia intensa. Yo le contesté que sí, pero que esperara u