Cuando los recuerdos salen por los ojos hechos agua salada.

Dos días atrás, se cumplió un año de la partida de Guillermo. Fueron tiempos de muchos sentimientos con profunda tristeza y melancolía.
Me organicé para ir a su “lugar en el mundo”, como le gustaba decir, allí con su hija, y sus nietos, lo recordamos y nos reencontramos después de este largo año.
Fue un domingo pleno de sol. Los árboles han crecido a placer, en el silencio y la soledad de la casa.
Los pájaros se han apoderado del lugar, sin mucho esfuerzo, ya que Tango, el perro Golden retriever, de Guillermo, lo llevaron al pueblo donde comparte sus días con sus nietos.
Ayer, Tango, también participó del encuentro con su tierra y los olores conocidos de la casa. Cuando llegamos, íbamos en auto, con él adelante. Fue una alegría llegar, y movía la cola, con esa emoción perruna que decía “que bueno que me trajeron”.
Los chicos comenzaron a jugar como siempre y poco a poco la casa se pobló de voces y ruidos de actividad.
Mi corazón se sentía al borde del llanto cada vez que algo me recordaba momentos y conversaciones de otros tiempos. Los olores profundos de esas historias vividas, que ya no volverán inundaron mi mente y las lágrimas cayeron por mis mejillas sin ningún pudor. Es que las emociones se agolpaban como una hilera de sensaciones que era imposible contener, y yo no quería hacerlo. Hay que enfrentar la realidad y vivirla sin culpas.Por eso fue importante volver a ese lugar donde fuimos felices, una y otra vez compartiendo juntos.
Ahora ya sabemos que en ese lugar podemos juntarnos y reencontrarnos los hermanos y la familia. Guillo está ahí, entre sus plantas, sus flores, los limeros e higos que crecen en silencio, entre los trinos de los pájaros. Ahí en ese lugar donde puso todas sus ilusiones y donde ahora las voces del pasado se amalgaman con las del presente, está su espíritu viajero e incansable.
Adiós hermano amado, siempre estarás en nuestros corazones, y tu mirada será a través de esos niños bellos, tus nietos, que se cuentan las historias que vos les contabas, para seguir recordándote.


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