Mariposas blancas


Hace algunos años descubrí la magia de las mariposas blancas.
 Mi madre, un día soleado que caminábamos por el jardín me dijo:
—Cuando veas una mariposa blanca, es un alma de alguno de nuestros seres queridos que nos visita, y nos da un mensaje. 
Me quede mirándola en silencio, y reflexionando sobre lo que me decía. Y siguió. 
—¿Te acordas cuando esparcimos las cenizas de Betty en Sosa?
—Si, si—Conteste. Pero sabía que mentía, porque no estuve. Pero ese no es el caso, sabía, porque ella me lo había contado varías veces. Siguió hablando.
—Ese día hubo una pequeña mariposa blanca rondando a nuestro alrededor, y sé que era Negrita, que estaba con nosotros en ese momento, su alma convertida en mariposa. Me dijo con una voz suave.
—Si—Conteste. Y al levantar la vista vi a dos mariposas blancas con alas aterciopeladas volar a nuestro alrededor sin saber de dónde habían salido. Una era mi padre,-estaba segura- y otra mi hermana, ni lo dudé. Nada ni nadie me haría cambiar de idea. Esas almas amadas estaban allí revoloteando las canas plateadas de la cabeza de mi madre y la mía, y sabía que traían un mensaje. 

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