Presentación Antología Carpintera II



Lo del viernes 27 de septiembre de este año es lo más sorpresivo que me imaginé que podría suceder. 
Estábamos en el Paseo de los Estudiantes, en la UNSJB, sede Trelew, realizando la Presentación de la Antología Carpintera II, Y la botella se fue. 
También una alumna del Taller, Glais, realizó una muestra fotográfica con algunos poemas del libro. 
Allí el Poeta y escritor, Sergio Pravaz, compiló siete poemas escritos el año 2018, de dieciséis talleristas, entre los que me encontraba. 
Desde que llegué, a las diecisiete treinta - daba comienzo a las dieciocho - estaba nerviosa, y avergonzada por exponer mi escritura al publico. Llegaron mis amigas, Patricia y Moni, y casi al inició, llegó Rosario. 
Me ubiqué en la tercera fila, para pasar desapercibida del resto, y allí me quedé. Luego cuando comenzaba, llegó Adriana y se sentó al lado mío. 
Comenzó el evento, con las palabras de bienvenida de la directora de la biblioteca que luego de saludarnos, le pasó el micrófono al Coordinador del Taller Sergio Pravaz, quién hablo sobre la dinámica que tiene dicho curso y la calidad de la producción que allí se presentaba. 
Explicado esto, le dio la palabra a la Prologuista, que se encontraba allí. 
Los integrantes del Taller no la conocíamos ni ella a nosotros. 
Comenzó a explicar cuál fue la metodología que se había dado para escribir el prologo, y que había leído tres veces el libro, encontrando un valor muy importante en cada poesía y con estilos definidos y contundentes. 
Le explayó con la búsqueda de los términos adecuados que le permitieran expresar lo que sentía y encontró en el libro y para finalizar dijo que leería un poema que sintetizaba, según ella creía, el espíritu del Taller Carpintería de poesía. En ese momento expresó que leería un poema, de la autora, María Julia Ruperto, y preguntó si estaba presente. 
En ese momento, asomé mi cabeza desde la tercera fila, para poder observarla claramente, y le retruqué: 
--Ruberto. Sí, estoy aquí. 
--Perdón, si, Ruberto, -dijo rectificando el apellido- y procedió a leer el poema. 
Desde mi lugar, e intuyendo que leería el Poema, “Poesía” le dije en voz alta. 
--Poesía? 
--Ella me contestó - en un cruce de palabras confuso - si, poesía. 
Creo que ella pensó que no había comprendido lo que había dicho, y en realidad, yo le estaba diciendo, adelantándome, que leería mi poesía, llamada “Poesía”. Eran los versos que había elegido para leer cuando nos tocara a los autores decir unas palabras. 
Y abrio el libro, con una voz suave y contundente, leyó ese poema que a mi parecer resume la lógica del taller. 
Luego de esto, el público presente aplaudió con fuerza al Poema. 
Yo sentí una vergüenza, teñida de orgullo y asombro, del cual no salía aún. 
Recuerdo ese momento com que se me calentó la cara, tal vez porque me puse roja de vergüenza, y veo la cara de mi niña que me mira admirada y feliz, y mi amiga que me abraza y me besa y que me felicitan. 
Después ya todo pasó y fue mas fácil salir de ese momento raro y diferente. 
El coordinador nos fue dando la palabra a cada uno y cuando fue mi turno, agradecí y leí otro de los poemas que había seleccionado anteriormente. Agradecer. 
Fue un día cargado de emociones. Una publicación colectiva, un reconocimiento inesperado, una caricia al alma -que estaba necesitando- y llegó en el momento justo. 
Gracias, gracias, gracias. 

Sergio y María Julia 
Y la botella se fue...

Poesía: Niñez campesina 




Poesía: Agradecer 

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