La tristeza es una opción, pero no la elijo



A veces la tristeza aparece en mis pensamientos y me perturba con sus lágrimas saladas. No tengo miedo, pero la dejo pasar sin pensar mucho. Es que ya nos conocemos bastante y hemos llegado a coincidir en algunos aspectos, nos respetamos sin ser invasiva en nuestras intromisiones. Ayer fue un día especial, tal vez uno ya no se acuerda de las fechas pero cuando se pone a pensar, nada es casual, y de pronto se encuentra en ese vacío en blanco que significa la tristeza. De pronto me encuentro caminando por la casa y, así porque si, se me apretuja el corazón, y sus latidos comienzan a correr y aparecen esos recuerdos que nada ni nadie puede parar. Surgen en mi mente, y las preguntas aún resuenan ¿porqué? Y no hay respuestas, yo ya lo se, pero igual no puedo no sentir esa angustia de no haber hecho más para que esto no terminara así. 
Miro el cielo, si estoy en una habitación, lo busco saliendo afuera, y al alzar la cabeza con los ojos cerrados, me trae una paz y una tranquilidad que me ayuda a pasar esos momentos tan difíciles. Luego pasa todo, y sigo con mi vida como si nada hubiera pasado. Pero se que algo ha cambiado en mí, y la tristeza va cavando su tumba en mi mente. No puedo evitarlo, lo se. Por suerte ya no aparece como antes, porque me rio más y eso la ahuyenta irreversiblemente. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recuerdos, olvidos y ficciones de la niñez

Las palabras y la cocina

Agua que cae del cielo.