Esperando la llegada






Hoy salieron, desde Paraná, hacia Trelew, Mercedes y Pilar. Mis sobrinas mayores. Vienen a pasar año nuevo aquí conmigo. Estoy muy ansiosa, tanto que me paraliza, y quisiera que ya estuvieran aquí. Pero no, hay que esperar veintiseis horas que tarda el micro en llegar, siempre y cuando no suceda nada en el camino.
Por eso escribo porque necesito sacar de adentro mío toda esta sensación de placer y ansiedad que me perturba el cuerpo y el alma.
Escucho música, ahora Juan Luis Guerra, antes Michael Jackson, en fin, necesito hacer cosas para el tiempo pase más rápido. Ahora mismo me voy a preparar unos matecitos y así, limpio algo, ordeno, preparo, lavo verdura, hago cualquier cosa sin importar para que el tiempo pueda ir pasando sin que yo me dé cuenta y al mirar el reloj, vea que ya es medio día.
Así, escuchando música, dando unos pasos de baile, y cantando, voy recorriendo mi lugar en el mundo, un lugar elegido un poco escuchando los mensajes que van surgiendo con la vida y uno debe escuchar y ver.
Hoy el día está soleado, pero adentro está fresco, la casa cerrada guarda ese frescor que me gusta mucho. Hay una brisa, pero nada que me moleste. Voy de aquí para allá haciendo cosas y dejándolas por la mitad, sigo con otra y así voy pasando las horas y el día.
Son momentos mágicos de espera gozosa porque uno sabe que vienen tiempos de paseos y charlas con mis sobrinas a quienes amo desde que nacieron.
Recién recibí un whatapps que están en Rosario. Ya están más cerca las bellas.




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